dissabte, 29 de desembre del 2007

Compañeros...

Sólo una persona se percató. Levantaste el puño, sonreiste y pronunciaste con voz apagada un "compañeros". Salías del cementerio, de visitar y llorar la tumba de algún ser querido. ¿Tu marido, alguno de tus padres o hermanos? Dime, mujer, ¿falleció recientemente? ¿Sufres su ausencia? Dime, mujer, ¿porque al ver a aquellas personas con aquella bandera levantaste el puño? Venías, mujer desconocida, anciana, envejecita por tu larga y dura vida, vestida de negro luto, con el pañuelo cubriendo el cabello que una vez pudo ser moreno o rubio, de aquella lápida que te duele, y te cruzaste con aquellas personas que entraban al cementerio, con banderas tricolores, homenajeando a las víctimas de una fosa común de republicanos... Reconoció tu corazón aquella bandera, y solo una persona se percató.